El rumor es la antítesis de la noticia. Esta premisa tan obvia se desvanece cuando una lee titulares alusivos a la investigación de los rumores de la presunta "infidelidad mutua" entre Nicolas Sarkosy y Carla Burni. De hecho, la sorpresa es, aún mayor, porque la denuncia parte del grupo Hachette-Filipacchi que, según el texto de la información, "es el propietario del blog donde se iniciaron las habladurías".
Manejar estos conceptos se aleja a años luz del rigor informativo y, en mi opinión, no existe ningún argumento que los avale en el marco de las normas que el código deontológico del ejercicio del periodismo ampara. La línea tan sutil entre la libertad de expresión y la libertad de información abre las puertas de par en par a una crisis de comunicación permanente que sólo acabará cuando, de una forma clara y nítida, se establezcan normas que regulen los procesos de la producción de información en la red.
La industria periodística navega sin cuaderno de bitácora en la era digital mientras alumbra el periodismo del nuevo siglo con iniciativas como la de Chicago News Cooperativ (CNC) que apuesta por ejercer un periodismo de calidad mediante el cooperativismo. "Vamos a tener que pagar por los buenos diarios digitales", aseguraba Maruja Torres en su columna. Estas alternativas presumen una sociedad intelectualmente madura y crítica capaz de optar por información de élite; sin embargo, me pregunto si las nuevas generaciones acostumbradas por defecto a tener acceso libre a los contenidos estarán dispuestas a pagar por la prensa los como lo hacían sus padres y sus abuelos en el siglo XX.
En esta coyuntura, si asumimos que la base del éxito en Internet se mide por el número de visitas, de entradas, de referencias, de comentarios; la cantidad pesa más que la calidad. Así aquello que suscita un mayor ciyber-interés, es por defecto, lo mejor. Y, volvemos, al principio. Un rumor pasa por noticia y tras un simple análisis a través de Google para conocer en cifras su alcance observamos que al unir la palabra 'rumor' a los apellidos Sarkosy y Bruni el número de entradas -hoy lunes 5 de abril- es de 256.000. ¿Quién gana el rumor o la noticia?.
Esta crisis colateral toca de pleno al corazón del ejercicio de la profesión periodística porque si gana el rumor difícilmente podremos construir un futuro en el que la desinformación sea sólo un concepto y tengamos capacidad de preservar el derecho a la información en el marco de una sociedad que, sin remedio, vivirá pegada a la pantalla.