Tras unas inmensas puertas doradas y precedido por una voz solemne aparece triunfal el nuevo presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, que jura su cargo ante la sociedad rusa. Merece la pena observar el fasto y la escenificación del momento en que el mandatario accede oficialmente al poder. En mi opinión, la puesta en escena presenta una carga comunicativa superior a la noticia. Las voces críticas, además, advierten que la presencia de Vladimir Putin, ahora Primer Ministro, no es baladí al estimar que éste quiere permanecer como líder dominante en Rusia.