Un estudio evalua la comunicación de crisis en las catástrofes naturales

Una tesis doctoral analiza cómo el poder restó protagonismo a la pantanada

La periodista de Massalavés Pepa Martorell ve similitudes en la gestión política de ambas tragedias

21.10.2015 | 10:19
Una tesis doctoral analiza cómo el poder restó protagonismo a la pantanada
Una tesis doctoral analiza cómo el poder restó protagonismo a la pantanada
Una tesis doctoral analiza cómo el poder restó protagonismo a la pantanada

La periodista de Massalavés Pepa Martorell ha analizado en una tesis doctoral el modo en que el poder controló la información de dos de las catástrofes más sentidas por los valencianos en las últimas décadas: la riada de 1957 que sufrió la capital autonómica y la pantanada de 1982 que asoló buena parte de la Ribera como consecuencia de la rotura de la presa de Tous. El martes se cumplieron 33 años de esa tragedia comarcal.
Martorell, que ha analizado la secuencia informativa publicada en aquellos años en los periódicos Levante „que entonces todavía formaba parte de la cadena de medios de comunicación del Estado„ y Las Provincias, subraya que en 1957 sólo durante dos días informan de la riada y sus consecuencias. La tercera jornada después de la catástrofe queda anulada por la gestión de la crisis por parte del Gobierno y, finalmente, la visita de Franco a Valencia se superpone a la riada en las portadas de ambas publicaciones. Los titulares pasan de ser «Dos cuartas partes de la ciudad invadidas por las aguas del Turia» a «Valencia tributa al caudillo un emotivo recibimiento rebosante de gratitud a España».
La riada de 1982 ocurre en un contexto histórico marcado por las elecciones generales y por la visita del Papa. Por tanto, la agenda informativa está estigmatizada por ambos acontecimientos, que dejan en un segundo plano los efectos de la inundación. Sin embargo, el patrón es el mismo que en 1957 después de dos portadas en las que la catástrofe es el tema central adquiere protagonismo la visita de los Reyes a la zona afectada y al día siguiente de las elecciones ninguno de los dos periódicos locales hace ni la más mínima referencia a la pantanada en la portada ocupada, en exclusiva, por el nuevo gobierno.
La diferencia fundamental entre el período franquista y el democrático es la exigencia de responsabilidades que, en 1982, son, quizá, más significativas por gestarse en el contexto de una campaña electoral y por la polémica que suscitó la mala gestión pública de la presa de Tous y del muro de contención que supusieron la autopista A-7 y las vías férreas de Silla a Gandia. El contexto histórico determina de forma decisiva el resultado del análisis en relación con la pantanada que ocurre en democracia y, por tanto, las diferencias son notables pero la gestación de la noticia en su primera fase aglutina más similitudes que diferencias, indica la investigadora.
En el estudio realizado para el DEA (Diploma de Estudios Avanzados) en Comunicación, por la Universitat de València, la periodista remarca que en la riada de 1957, dado que no llovía, no existía la creencia entre los vecinos que una hecatombe tan grande se podía producir hasta que fue evidente en la madrugada del día 13 de octubre, cuando la ciudad quedó brutalmente anegada de agua.
La investigadora asevera que todo lo que rodea al desbordamiento del río, en un caso, y de la presa de Tous, en el otro, queda incluido bajo una lógica catastrófica. En esta línea, en 1982 mientras la gota fría hacía estragos en La Ribera no sólo no se informó de la ruptura de la presa de Tous sino que ese dato crucial se ocultó a la población hasta el día 21.
La evolución de la noticia en las páginas interiores de los periódicos permite observar la trayectoria que sigue la información en función del control absoluto de los acontecimientos por parte de los actores sociales, poderes fácticos y económicos que, en la riada de 1982, aprovechando la coyuntura no dudaron desde los primeros días en ofrecer préstamos a los damnificados intercalando publicidad a toda página en los medios de comunicación «en una especie de voluntad a medio camino entre el oportunismo mediático y el altruismo».
El relato de los hechos dramatizado a través de los medios de comunicación adquiere, en ambos períodos un papel protagonista que salpica en algunas ocasiones el sensacionalismo y el abuso de imágenes morbosas que no aportan valor testimonial o documental a la noticia más allá del impacto que puede causar en otro ser humano contemplar la desdicha y la desgracia ajena, según el estudio.
En esta línea, en los periódicos estudiados la noticia recorre diversas secciones. Los primeros días cuando es foco de atención masiva el hecho queda descrito a doble columna o a cinco columnas en las primeras páginas de los periódicos y, en un período de escasas dos semanas, la dimensión de la tragedia, que en ambos casos es considerable, acaba en las páginas de deportes o espectáculos, en atención a la naturaleza del suceso que provoca reacciones de apoyo, materializadas en donaciones o actos de solidaridad que se trasladan al mundo de las artes escénicas o al deportivo.

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