sábado, 13 de noviembre de 2010

Sin Berlanga



La rueda de prensa de su última película "París-Tombuctú"(1999) fue en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias (CACASA) de Valencia. El complejo, aún en obras, aunque espectacular estaba lleno de escombros, excavadoras, cables y las vicisitudes para llegar al lugar son dignas de una historia rocambolesca. Era un día de verano. Hacía un calor húmedo y nada permitía presagiar que en el barracón donde se presentó la película a los medios hubiera aire acondicionado.

Pasadas las doce de la mañana en el lugar, lleno de periodistas acalorados, aparecía la comitiva de actores y, entre ellos, allí estaba Berlanga. Ese día entendí porque ese hombre fue capaz de sobrevivir a su tiempo y crear obras maestras como Bienvenido Mr. Marshall, La Vaquilla, Plácido o El Verdugo. Cuando acabó de hablar habíamos olvidado el calor insoportable porque con sus palabras nos transportó al mundo de los sueños; de sus sueños, a ese lugar donde emergen entre las ideas esos personajes que después hemos visto en el cine. Ahí fue donde me atrapó para siempre Berlanga. Hoy inicia su particular viaje a ninguna parte. Lamento su muerte.

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