Por la libertad de prensa

Las líneas editoriales de los grandes medios evidencian su complicidad con el poder mientras en las redacciones los periodistas cumplen la labor de transmitir la voz de su amo sin interpretar ni jerarquizar las noticias al tiempo que asumen el papel de meros gestores de contenidos en función de los clics que recibe cada notica. Los contenidos se han multiplicado en la era digital a la par que se han empobrecido; por tanto,  en esta coyuntura  se abre una brecha que arrincona el ejercicio del periodismo y, en consecuencia,  la libertad de expresión y  la defensa de los valores éticos.

Un repaso a algunos de los  hashtags de Twitter nos acerca a la grave situación que atraviesa el periodismo, entre otros, #periodigno #contralaprecariedad #nodespidos #informacionveraz #gratisnotrabajo #sinpresiones. El malestar y el clima de tensión  trasladan la inestabilidad de los medios en un entorno turbulento jalonado de reestructuraciones, expedientes de regulación de empleo,  ofertas laborales indignas y un futuro poco alentador.  La crisis del periodismo es cada vez más profunda y, en consecuencia,  la sociedad de la desinformación gana inputs frente a la del conocimiento.  La aplicación del código deontológico en este contexto es una utopía que cada vez guía menos el desempeño de la profesión. Sigue en APPV