La forma más fascinante y rara de recibir amor

Drops. Pixabay.

Tragas saliva, aprietas los dientes y empieza la mejor actuación de tu vida. Solo que a ti no te van a dar ninguna estatuilla. A pesar de todo sientes el pequeño poder de representar un papel. Solo los que te han herido saben que estás actuando, pero no tienen valor para descubrirte. En el fondo están más confusos que tú, pero, en este momento, no eres capaz de percibirlo.

Superar la debacle emocional de sentirse sola rodeada de conocidos no es nada fácil. Hablamos de esas personas cercanas que, de repente, se alejan a años luz de ti. En realidad, no sabes si empiezas o acabas una historia. Lo único cierto es que no puedes huir y tienes que sobrevivir al infierno de la doblez. Esto sería un buen argumento para una película de ciencia ficción. Sin embargo, es tan real y cotidiano como la vida misma. Bastan unos pocos segundos para que alguien, que crees que te aprecia, te lastime hasta el infinito.

Cuando la burbuja de cristal se rompe en mil pedazos

Somos seres, realmente, frágiles. Y, a veces, tenemos que afrontar la decepción, la tristeza, la soledad y el miedo. Creemos que estamos bien con los cercanos. Que nos quieren y que nos cuidan. Ese es el peor entorno. Ahí te sientes confiada, segura y protegida, como en una burbuja de cristal. Piensas que estás a salvo, pero la vida, a veces, te descubre una realidad que nunca, nadie, te enseñó a soportar.

¿Qué ocurre cuándo se desmorona tu entorno? El de los amigos, la familia o el trabajo. Ahí estás rodeado de personas y en ese círculo formas parte de una pequeña tribu que te garantiza protección. Ahí no te puedes derrumbar, al menos, por fuera. Si lo haces estás muerto. Estás roto por dentro, pero maquillas lo imposible para sobrevivir en el nuevo escenario mientras digieres la bofetada psicológica.

Aguantas el tipo comportándote como cada día y tienes que superar el empacho de emociones que te atormenta. Dejas de ser la persona visceral que eras antes. Abandonas hábitos y generas recursos para curar las heridas que han resquebrajado tu corazoncito. Esto es así porque no puedes normalizar lo que no es normal. Sin embargo, inconscientemente, te preparas para vivir una nueva realidad que te aleja del escenario original.

Te preguntas en qué momento fallaste. ¿Qué hiciste mal para que te excluyan? No hay respuesta. No eres tú. Son ellos. Lo que ocurre es que estás viviendo un caos emocional de dimensiones estratosféricas. Estás como en un vórtice dando vueltas en sentido espiral. No sabes cómo has llegado hasta ahí, pero tampoco cómo vas a salir.  Y no tienes un plan porque esto no estaba previsto. Así que has de improvisar.

Punto de no retorno

Ya estás muerto aunque lo disimulas para que tarden en darse cuenta de que te has convertido en un zombi. Hoy es el mañana de ayer. Ayer tenías afectos, complicidades, guiños, de los que eran, para ti, tus seres especiales en el planeta Tierra, y hoy no es así. Eras feliz en esa tribu y aunque estabas fuera no lo sabías. ¿Hubiera sido mejor vivir en la ignorancia? No es el caso. Toca tragarse el sapo y seguir adelante.

Levantas la cabeza y ahí los tienes. Te preguntas como volver al punto de partida y si deberías regresar ahí. Y, en el fondo, sabes que estás en un punto de no retorno. Piensas en hallar una fórmula mágica porque te empeñas en recuperar el estado emocional de antes. Sería genial poder viajar en el tiempo a por momentos felices, pero tú sigues triste y te amarras como un clavo ardiendo a tu pena negra. 

Se te escapa una lágrima por la mejilla, seguida de otra, de otra y de otra. Son saladas, las absorbes rápido para que nadie se entere. Curiosamente, sientes que estás a salvo. Te formulas más preguntas. A saber: ¿Necesito regresar al pasado? En el fondo sabes que se trata de seguir a delante porque tú tienes todas las respuestas. Y, así, sin más, hallas una forma ideal de ordenar tus pensamientos.

Las cinco W (5W). Si eres periodista sabrás de qué estoy hablando. Hace veintiocho siglos Aristóteles las publicó en su libro “Ética nicomáquea”. Y sirven, como estableció más tarde Lasswell, para comunicar un mensaje de una forma clara. What (Qué), Who (Quién), Where (Dónde), When (Cuándo) and Why (Por qué).

Un abrazo mental para curar heridas

Y este es un método de racionalizar tus sentimientos porque te puede ayudar a poner orden en el caos. Y que el caos, del que no es posible escapar, se convierta en un caos organizado y, también, en la forma, más fascinante y rara, de recibir el abrazo mental que necesitas ahora y, como no, todo el amor que eres capaz de darte para sentirte un poco aliviado. Es justo en este momento, en el que la zozobra parece que va a vencer, cuando debes de formular estas preguntas mágicas. Por ejemplo, What (Rota) -Who (Yo) - When (Ahora)-Where (Aquí)-Why (La vida). El mensaje sería: “Yo estoy rota ahora y aquí por la vida”. No está mal.  

Es probable que te sigas sintiendo mal porque tus personas cercanas no se habrán mudado a otro planeta. Seguirán en tu círculo de amigos, en tu casa o en tu trabajo. Y sentirás el vacío que aumentará cada día. Así que te tocará reinventarte para llenar ese hueco de nuevas experiencias, sensaciones, vivencias o sentimientos que te hagan sentir bien.  

Tienes en tu mano la posibilidad de crear nueva normalidad que te traslade a una situación real. De hecho, has de reconocer que antes vivías en una ilusión pensando que tus cercanos sentían estima hacia ti. Ahora tú, serás tú, en tu nueva realidad. Estarás, un tiempo, solo, pero ya no estarás solo ante el peligro porque ahora sabes a lo que te enfrentas. Esto es la vida y, como decía Gabo, hay que vivir para contarla.