"Plan para hoy: inspirar, expirar, inspirar". Leí esta frase, atribuida a Buda, en un Power Point. Era la primera de la serie. Me pareció perfecta y, en ese momento, pensé: paren el mundo porque yo me quiero apear.
Llegué al final de la presentación sin dejarme seducir por ninguna de las aseveraciones que encontré. Todas eran redondas y perfectas, pero no tenían la brillantez y la concisión de la primera. Desde entonces cuando estoy a punto de perder los estribos o siento que una situación va a superarme me aferro a la frase como un náufrago a un salvavidas. Sin embargo, la uso, también, en momentos placenteros como mis estupendos diez minutos de
jogging de hoy
.Inspirar, expirar, inspirar. Correr, moverse, notar el peso del cuerpo y el movimiento de los brazos y de las piernas mientras era observada por una vecina que se entretenía regando las plantas y, al tiempo, era ignorada por unos cachorros que jugueteaban ajenos, por completo, a mi ritmo armónico, pero sin rumbo ni destino.
¡Experimento aún la chispeante y burbujeante sensación de lo nuevo, de aquello que acabas de estrenar y,
oh heavens!; ! Cómo me gusta! Mañana más.
Imagen (Pixabay).