lunes, 23 de octubre de 2023

Svetlana Aleksiévich: "Lo que me interesa es lo que le sucede al ser humano"

    



"Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto” (1).

Sin saberlo, estas fueron las últimas palabras, que un joven bombero le dijo a su esposa el 26 de abril de 1986. Ese día una explosión afectó a uno de los reactores de la planta nuclear de Chernobyl. La atmósfera recibió grandes cantidades de radiación, lo que causó una lluvia radiactiva que afectaría a miles de personas que iban a quedar expuestas a enormes cantidades de cesio-137. Se trataba de la mayor catástrofe nuclear de la historia.

La central nuclear ucraniana sigue siendo uno de los lugares más radiactivos de la Tierra. Más de tres décadas después, las ranas que viven en la Zona de Exclusión son negras. El cambio evolutivo en los anfibios se produce porque la melanina protege el ADN de los efectos de la radiación. Este dato evidencia la magnitud de la catástrofe de la peor fusión nuclear de la historia, que significó el principio de fin para las 4.000 personas que morirían y para las 600.000 víctimas que sufrirían los efectos de la lluvia radiactiva, según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud).(2)

Chernobyl podría haber quedado en el imaginario colectivo como esa parte de la historia de la humanidad, que en nuestra mente estaría asociada, de forma irremediable, a la lógica catastrófica de una noticia con impacto medioambiental. Sin embargo, Svetlana Alexiévich estaba allí. La periodista bielorrusa hizo tambalear a los poderes fácticos, destapó el verdadero alcance de la tragedia, que no estuvo exenta de corrupción política, ni de negligencias cometidas antes y después de la explosión. De hecho, la noticia aceleró la debacle de la Unión Soviética, como reconoció Mijaíl Gorbachov,(3) veinte años después de la catástrofe, en un artículo publicado en el periódico EL PAÍS.

Nuestra heroína estudió Ciencias de la Información en la Universidad de Minsk (Bielorrusia) y cuando estalló la tragedia de la central nuclear tenía 38 años. Sin embargo, su musculatura intelectual se forjó trabajando como periodista desde el año 1967. Primero en Biaroza donde escribió en el periódico local y después como reportera en la prensa de Narowla. No obstante, a pesar de su vinculación con periodismo, la literatura siempre estaba presente en sus relatos. Así, también fue redactora de la revista literaria Neman de Minsk donde publicó ensayos, cuentos y reportajes. No es difícil deducir que esa interacción entre el periodismo y la literatura fuera el caldo de cultivo para desarrollar su estilo narrativo que, años más tarde, en 2015, la hizo merecedora del Premio Nobel de Literatura.

Explicar Chernobyl de la forma que lo hizo ella, solo es posible con un talento singular y una pasión por ir más allá de los hechos para interpretar la realidad en su justa medida. "Mi interés en la vida no es el evento como tal, ni la guerra como tal, ni Chernobyl como tal, ni el suicidio como tal. Lo que me interesa es lo que le sucede al ser humano", así lo afirma Svetlana Alexiévich en la introducción de su página web (4) personal. Sus palabras no se quedaron, ni se van a quedar jamás en la superficie. Ella busca llegar al rincón más oscuro del alma del ser humano para iluminar sus miserias y entender, incluso, lo más irracional que se esconde en su conciencia.

Para esta mujer, que hizo tambalear al Kremlin, y para los ciudadanos de la URSS residentes, entonces, en Ucrania, Bielorrusia y Rusia, el accidente nuclear no es un tema recurrente en el tiempo: es, desde aquellos días, su presente. Y si no fuera por el poder de la Agenda Setting lo sería también para nosotros, porque a pesar de que han pasado más de tres décadas, la tierra sigue contaminada a más 200 kilómetros de distancia de la central nuclear y el nivel de radiactividad de la leche es cinco veces superior al límite permitido por las autoridades sanitarias. Además, según el informe TORCH (5), publicado veinte años después del accidente, se han detectado altos niveles de radiación en jabalíes y ciervos, algunas especies de peces en lagos, así como en setas y bayas de Lituania, Italia, Austria, Alemania, Suecia, Polonia y Finlandia.

Alexiévich, que ahora tiene 74 años, dejó Bielorrusia en el año 2000 por plantar cara al gobierno y a la censura. Once años después regresó a Minsk donde vive en un apartamento, aunque suele escaparse a su dacha (casa de campo) que está en Silichy, una localidad situada a 40 kilómetros de la capital bielorrusa. Desde allí observa el mundo con su mirada de periodista incisiva y su alma de escritora comprometida con la vida.

Su legado son sus libros en los que no quiere contar solo los hechos, "estoy escribiendo una historia de sentimientos humanos." (6). Sus textos, que representan la parte más florida de la corriente literaria llamada novela colectiva, trasladan al lector a ese universo que solo ella sabe recrear, cómo demostró en su primera novela, 'La guerra no tiene rostro de mujer' (1985). En este libro da voz a las mujeres rusas que participaron en la Segunda Guerra Mundial.

'Ataúdes de zinc' (1989), que se publicó cuatro años después, pone el foco en los testimonios desgarradores de las madres de los soldados soviéticos que participaron en la guerra de Afganistán. En esa línea, sus libros han mostrado al ser humano en sus momentos más viscerales y vulnerables, enfrentando situaciones límite, como aquellos que no pudieron soportar la caída del gobierno soviético y se suicidaron.

Pero, entre sus narraciones, destaca la forma en la que ha sabido contar los actos heroicos y el dolor de quienes estuvieron en primera línea durante el desastre nuclear de Chernobyl. 'Voces de Chernobyl. Crónica del futuro' (1997). Este libro, a pesar de haber sido traducido a veinte idiomas, sigue prohibido en Bielorrusia porque, aún hoy, se considera un tema tabú. Un secreto a voces, en una sociedad globalizada y en un mundo, que intenta sobrevivir a la soberbia de los que creen tener todas las respuestas. No es así para Svetlana Alexiévich, una mujer valiente, que sigue fiel a sus principios.


Aleksiévich, Svetlana (1997). “Voces de Chernóbil. Crónica del futuro”. Debate.
Organización Mundial de la Salud (OMS). Comunicados de prensa 2005. “Chernobyl: la verdadera escala del accidente”. https://apps.who.int/mediacentre/news/releases/2005/pr38/es/index1.html
Mijaíl Gorbachov. “Chernobyl, un punto de inflexión histórica” 21-04-2006. https://elpais.com/diario/2006/04/21/opinion/1145570413_850215.html 4-12-2022.
Aleksiévich, Svetlana. Home. http://alexievich.info/en/ 4-12-2022.
Ian Fairlie, PhD, UK. David Sumner, DPhil, UK.Prof. Angelina Nyagu, Ukraine (2006).“The Other Report On Chernobyl.TORCH”. http://www.chernobylreport.org/?p=summary 4-12-2022.
Aleksiévich, Svetlana. Home. http://alexievich.info/en/ 4-12-2022.

Imagen: Máscara de gas (Pixabay).

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